Nueva York,1919-1920: la fascinación por los rascacielos

25/03/2013 9.607 Palabras

La primera noticia de la incorporación de Balbuena como pensionado de la Academia de España en Roma será la carta personal que escribe a D. Eduardo Chicharro comunicándole que pronto podrá embarcarse a Nueva York. Su incorporación al tercer año de pensión lo hará, tal y como aconsejaba el reglamento de la Academia, a uno de los «estados florecientes en la arquitectura moderna».[1] La pensión debió de considerarse retomada en el mes de febrero de 1919, porque en esta carta confirma al director que ha cobrado en diciembre el mes de febrero por adelantado. En ésta, se le notifica también que, a pesar de los retrasos ocasionados en el Ministerio, partirá a Nueva York desde Valencia, el día 2 o 3 de Marzo.[2] A los dos meses de residir en Nueva York, Balbuena viendo lo cara que resulta la vida en los Estados Unidos, envía una instancia a la Academia de Roma, y ésta a su vez a la Embajada de España, solicitando que se le «eleve la pensión a la suma de...

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